¡Gracias Sol! Gracias por enseñarnos con tu vida que se puede ser joven y vivir una vida comprometida, pensando en los demás


Hay personas que viven 100 años y otras que en 20 han cumplido su misión en esta vida. Estas segundas suelen ser personas muy especiales.
Aún recuerdo el día que Sol empezó las prácticas en la unidad de onco-hematología (U55): estaba muy contenta y, a la vez, un poco nerviosa al enterarse que allí iban los enfermos con cáncer.
Cuando eres enfermera te adjudican un estudiante para que lo tutorices y eso significa que los siguientes meses vas a tener a una persona junto a ti durante tu turno de trabajo: 12 horas siguiéndote a todos sitios. A simple vista parece que es la enfermera la que enseña al alumno, pero en este caso no puedo dejar de dar gracias por haber sido la primera y, quien lo iba a pensar, última tutora de Sol.
¿Quién es Sol? Una chica de 20 años, alegre, entusiasta, que amaba su futura profesión como pocas. A los 2 días de empezar las prácticas comentó: “tenemos que estar pendientes de esta familia porque la mujer lleva dos días con la misma ropa y puede que necesite ayuda”. Esto para quien conoce la intensidad de trabajo de un hospital sabe que es fruto de una gran madurez y de una persona que sabe detectar las necesidades de los demás.
En cuanto conoció el proyecto SECUNDA Smile se hizo voluntaria y se pudo contar con ella para todo, bien para salir haciendo un teatro en la jornada de formación, bien para pasar una mañana en el stand de asociaciones, para ayudar en el taller de arte o para acompañar a pacientes. No ha podido estar mucho tiempo, pero ha dejado una profunda huella.
Recuerdo el día que, junto con otra voluntaria, hicieron una tarjeta de felicitación de cumpleaños a un paciente que lo estaba pasando muy mal. El paciente lo agradeció muchísimo y pudo sonreír. Sol estaba feliz. Había unido enfermería con voluntariado y repetía: “esto sí, esto sí vale la pena”.
El domingo Sol nos dejó sin avisar, sin poder despedirnos. Desde el domingo no paro de escuchar: injusticia, absurdo…, pero estoy segura que hay mucho más. La vida y la muerte de Sol no han sido un absurdo, ni fruto de una injusticia. En esta vida estamos de paso y Sol ha dejado un surco profundo en ese paso.
Estoy convencida de que ahora está con Dios y ella sí lo entiende todo, sí ve que no es injusto ni absurdo. Estoy convencida de que está feliz. Desde nuestro dolor, fruto del cariño, sólo queremos decirle una cosa desde FADE: ¡gracias Sol! Gracias por enseñarnos tanto en tan poco tiempo. Gracias por enseñarnos con tu vida que se puede ser joven y vivir una vida comprometida y pensando en los demás.
Tu madre no se equivocó con el nombre, ni tú te equivocaste cuando eras pequeñita y en la guardería te preguntaron por qué te llamabas Sol. Entonces dijiste: “porque es la estrella que ilumina al mundo”. Ten por seguro que a las personas que hemos tenido la suerte de conocerte y quererte nos has iluminado. ¡¡Gracias!!
 
María Requena Meana
Coordinadora SECUNDA Smile
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 























Comentarios

  1. Al igual que tú, yo tuve el enorme privilegio de disfrutar de la compañía de Sol en su etapa de estudiante en el Ben Arabí de Cartagena. Fui su profesor de matemáticas durante un curso (no completo, porque durante el primer trimestre estuvo en Francia cursando un intercambio bilingüe).
    Desde el día que la conocí, me quedé asombrado por su personalidad, su naturaleza exageradamente respetuosa, bondadosa, amable y madura. Pero lo más importante, creo, no es la impresión que particularmente me pudiera causar, sino la constatación que pude tener posteriormente de que ese sentir era prácticamente unánime entre todas las personas que la conocíamos, ya se tratara de alumnos o de profesores.
    Cuando fui a su velatorio, no quise dejar pasar la ocasión de, pese al dolor del momento, felicitar a sus padres por haber tenido la fortuna de traer al mundo una persona de tantísimo valor.
    Y ahora, que he recibido el enlace a este blog de una compañera, no he podido por menos que intentar colaborar en todo lo que suponga un homenaje a esa persona que nunca debió dejarnos tan pronto. Siempre nos quedará a todos la pena y la rabia de no poder verla ejerciendo profesionalmente con vocación, con gran competencia y, a buen seguro, con devoción, la nobilísima tarea de velar por la salud de sus semejantes.
    Hasta siempre, Sol. En
    nuestros corazones siempre estarás haciendo honor a tu nombre

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